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El CAFTA ha casi extinguido a los productores de granos básicos en Honduras

Posted On Domingo, 20 Agosto 2017 21:57 Written by
Los cantos de sirena del CAFTA han profundizado la desigualdad en la economía hondureña. La génesis del problema es que se firmó este acuerdo de libre comercio desconociendo las voces de las personas protagonistas para beneficiar a las élites económicas y al amo del Norte. Los cantos de sirena del CAFTA han profundizado la desigualdad en la economía hondureña. La génesis del problema es que se firmó este acuerdo de libre comercio desconociendo las voces de las personas protagonistas para beneficiar a las élites económicas y al amo del Norte. Foto:laprensa.hn

Los productores de granos básicos han sido sepultados casi en su totalidad con el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y los Estados Unidos, (CAFTA), que vino a poner en riesgo las economías centroamericanas y en particular la hondureña, según un informe del Centro de Estudio para la Democracia, CESPAD.

Una muerte anunciada para la producción campesina se gestó con la firma del  CAFTA, negociado entre enero de 2003 y enero de 2004, lo que contribuyó al declive de la economía campesina y la soberanía alimentaria, a 10 años,  el impacto es evidente.

Según el CESPAD  fue de interés de los Estados Unidos que el Estado de Honduras se adhiriera, enfatizando que en la negociación no se consideraron las voces ni los intereses de los y las productoras agrícolas, en particular la agricultura a pequeña escala.

En el mismo participaron los campesinos hondureños con claras desventajas de competitividad en el mercado local como en la exportación de productos como el maíz, arroz, sorgo y productos lácteos altamente subsidiados por el gobierno estadounidense, lo que permitió que los costos de los productores del país del norte disminuyeran y se vendieran barato, debilitando con esto a los nacionales.

A esto debe sumarse los acuerdos de desgravación arancelaria totalmente perjudiciales para la agricultura hondureña y centroamericana, lo que hace referencia a los plazos en que los productos agropecuarios de los Estados Unidos podrán ingresar al país, sin ningún arancel o impuesto.

Inocencia o premeditación

Inocentemente quizás, el gobierno cayó ante la promesa de que los alimentos en el país serían más baratos con el CAFTA ya que importarlos resultaría a menos costo que producirlo internamente, sin embargo en la actualidad se han incrementado.

Mientras el Consejo Hondureño de la Empresa Privada,(COHEP), inventó una canasta básica de 5 mil 600 lempiras mensuales,  el  Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras,(FOSDEH),apuntó que ésta oscila entre los 15 y 16 mil lempiras.

Siendo el salario mínimo variante de acuerdo a la actividad que realizan los y las hondureños (los que cuentan con un empleo) por ejemplo tomando en balance el tamaño de la empresa de acuerdo al número de trabajadores, por ejemplo de la agricultura, silvicultura, caza y pesca llegando hasta 6 mil 443 lempiras con 24 centavos,  considerando el número de trabajadores y tamaño de la empresa.

En cambio en las industrias extractivisas el máximo es de 9 mil 99 lempiras con 57 centavos,  la manufacturera 9 mil 898 lempiras con 50 centavos, en tanto que para la electricidad, gas y agua es de 10 mil 78 lempiras con 48 centavos para la construcción es de  9 mil 898 lempiras con 50 centavos,   y en las actividades hospitalarias con un salario de  9 mil 421 lempiras con 81 centavos.

Romanticismo mediático

Hay promesas no cumplidas del Tratado de Libre Comercio por los Estados Unidos emitidas en costosas campañas a través de los medios de comunicación con más influencia en el país, resumidas en seis frases claves:  “El Tratado es una oportunidad que hay que aprovechar para lograr el desarrollo y el crecimiento”,  “El Tratado es una herramienta que hay que saber utilizar para generar empleo”, “El Tratado es un instrumento para reducir la pobreza”, “Centroamérica incrementará sus exportaciones al mercado más grande del mundo”, “Los consumidores tendrán variedad de productos y mejores precios” y “Es más barato importar productos agrícolas que producirlos internamente”.

Este convenio integra un conjunto de instrumentos  neoliberales que pasan a ser parte de las políticas públicas de tal manera que modificaron las estructuras económicas y la configuración del país.

Más que ayudar al desarrollo de la nación es un hecho que en la última década las principales ciudades han incrementado su población, particularmente Tegucigalpa y la zona metropolitana del Valle de Sula.

Simultáneamente o en forma paralela se han construido extensas naves industriales en las que se establecieron numerosas fábricas maquiladoras de capital estadounidense y asiático.

La mayoría de estas maquilas se han orientado a la producción de textiles, generando más de 300 mil  empleos, especialmente para mujeres, pero  en los últimos años hay denuncias de violación a los derechos laborales sin que el Estado tome nota de ello.

Al mismo tiempo se ha habilitado una nueva infraestructura camionera para facilitar el traslado de la producción generada en las maquilas a los puertos de exportación.

El documento de CESPAD citó que “La situación es grave, pues se trata de la competencia entre economías con desiguales capacidades competitivas que llevará inevitablemente a la quiebra a los productores nacionales, incluso este riesgo es cierto dentro del actual período de protección arancelaria”.

Agrega que si se toma el caso del pollo el precio de los muslos varía en los países de la región entre 75 centavos y 1 dólar por libra. Estados Unidos podría exportar ese producto  a 20 centavos por libra,  esto significa que la producción nacional de pollos se irá desarticulando aún antes de terminar ese período de amparo.

Desvalorización de semilla

El tratado desde su ejecución ha permitido la entrada de semillas desde los Estados Unidos, lo que generó un proceso de dependencia alimentaria por la vía del incremento de importaciones de granos básicos.

Reflejando en los datos que el consumo nacional de arroz depende  más del 90 por ciento de las importaciones, limitando el derecho de los pueblos a sembrar y cosechar sus propios productos, volviendo precaria la condición de los campesinos y las campesinas.

En sentido contrario la pequeña economía campesina está recibiendo un precio inferior por su producción, para ello se tomó  como ejemplo un productor de maíz,

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura,(FAO), en su  Monitoreo de precios y salarios agrícolas en el 2011 este rubro obtuvo a nivel nacional el mejor precio de los últimos ocho años, sin embargo el pequeño productor en sus parcelas percibió precios decrecientes de 395 lempiras por quintal, en marzo a  483 lempiras, en julio 300 lempiras, en octubre y 254 lempiras en diciembre.

Pero no sólo el maíz ha incrementado sus precios en los últimos 10 años sino que también el resto de alimentos,  de tal manera que las cifras oficiales registran un incremento constante de la canasta básica de alimentos, es decir, aquella que asegura el consumo del “requerimiento energético per cápita de 2 mil 200 kilocalorías, considerando a nivel nacional un promedio de 5 personas por hogar”. Esta canasta incluye 30 artículos alimenticios.

Según la Vía Campesina Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental, ello implica la protección del mercado local contra los productos excedentarios que se venden más baratos en el mercado internacional y contra la práctica del dumping  o sea venta por debajo de los costos de producción.

El efecto del modelo neoliberal y del CAFTA-DR ha sido tan fuerte que durante los últimos años se ha reducido el número de productores y productoras de granos básicos.

Con base en las cifras oficiales, entre 1993 y el 2010, un total de 204 mil 684 productores han abandonado la actividad de granos básicos.

Por ende los productores de arroz prácticamente han desaparecido, pues apenas sobrevive el 6 por ciento del total que existían en 1993.

Seguidamente los más afectados han sido los productores de maicillo, algo que se explica en el hecho de que este rubro ha estado dedicado principalmente a la alimentación de animales; la importación de maíz amarillo ha dejado sólo al 32 por ciento de los productores de maicillo.

Le siguen los productores de frijol y de maíz blanco que a pesar de su disminución aún representan un contingente considerable de productores y productoras,  en el maíz 165 mil 739 y en el frijol 65 mil 398.

Élites oscurantistas

“Las élites hondureñas a lo largo de la historia del país han mantenido el enfoque que sólo la inversión extranjera y la vinculación al mercado internacional asegurará el crecimiento y desarrollo del país.

Por supuesto esta concepción puesta en la práctica les ha asegurado riquezas y poder en diferentes lapsos del devenir del país, pero ha bloqueado las posibilidades de desarrollo para las grandes mayorías, indicó CESPAD.

Diversos informes de organismos internacionales  como el PNUD, Banco Mundial, entre otros,  han caracterizado el crecimiento económico de Honduras como reducido, inestable, excluyente y poco sostenible.

En realidad es un crecimiento que siempre ha dependido de la dinámica de la economía internacional y el CAFTA-DR ha consolidado esta situación.

De hecho la crisis mundial del 2008 afectó seriamente la economía hondureña, sin desconocer los efectos que tuvo en este comportamiento el golpe de Estado  del 2009.

Varios factores dificultan a que Honduras tenga un crecimiento económico y que sea sostenido, lo que favorece a la pequeña élite económica, estos  son la desigual distribución del ingreso, la limitada capacidad de encadenamientos productivos y de expansión a nuevos exportadores, el reducido valor agregado de las exportaciones agrícolas, la falta de competitividad, los altos niveles de inseguridad y violencia, la corrupción, la polarización política y la falta de voluntad de la elite de buscar una salida.

Conclusiones

Entre las conclusiones del informe están que las políticas neoliberales y el CAFTA modificaron parcialmente el tradicional modelo primario de exportación; este convenio vino a reforzar el papel de la palma africana y la caña de azúcar como cultivos para la producción de biocombustibles.

Simultáneamente a la promoción de la agroexportación y extracción de minerales, el modelo ha desalentado la producción de granos básicos y otros alimentos como resultado creció la dependencia y la soberanía alimentaria se ha puesto en riesgo.

Recomendaciones

Es fundamental seguir argumentando y presionando para que los granos básicos y los alimentos en generan queden fuera de los tratados de libre comercio, para ello es vital que el Estado recupere el derecho a proteger la producción y comercialización de alimentos.

Garantizar el reconocimiento por parte del Estado de los derechos de propiedad ancestral de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes sobre la producción, intercambio y difusión de semillas criollas exigiendo la derogación de la Ley de Patentización de Semillas.

Que las organizaciones campesinas y demás movimientos sociales deben continuar construyendo, socializando y haciendo realidad un modelo de desarrollo que priorice la vida y el derecho a la alimentación antes que los mercados, todo esto es la perspectiva del paradigma de la Soberanía Alimentaria promovido por La Vía Campesina.

Garantizar el derecho a un desarrollo integral en situaciones de equidad para las mujeres, hombres, juventud, pueblos indígenas y afrodescendientes. 

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