El 26 de mayo de 2017  el Tribunal de Sentencia de Tegucigalpa, escuchó las declaraciones de los tres estudiantes Sergio Ulloa, Moisés Cáceres y Cesario Padilla quienes relataron que ejercían su labor como defensores de derechos humanos en julio de 2015 y no eran activos como manifestantes en las protestas de esa fecha en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH.

Con amplios poderes se desenvuelven las autoridades de la Escuela Nacional de Agricultura, UNA. Su discrecionalidad llega a tal extremo que pueden hacer cualquier acción contra los estudiantes, desde atentados contra sus vidas hasta una intensa guerra sicológica,  y los funcionarios de alto nivel, empezando por el presidente de la República, Juan  Orlando Hernández, se llaman al silencio.

A menos de un  mes de haberse firmado el acuerdo entre las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH y el Movimiento estudiantil Universitario, MEU,  el acuerdo está en la cuerda floja, según denunciaron los estudiantes. Los compromisos  están siendo serruchados  y  una estrategia es la presión contra ellos para que lo rompan, de acuerdo a una información proporcionada por Diego Valdéz,  MEU.