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UNAH: diálogo y represión estudiantil (2-4)

Posted On Thursday, 24 September 2015 23:25 Written by

Diálogo Universitario y Diálogo de País: ¿bajo la misma dinámica política?

En el artículo anterior señalaba dos de los elementos que han dado paso para que en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, (UNAH), se sienten las bases para avanzar en la construcción y desarrollo de un diálogo nacional entre estudiantes y autoridades universitarias. Esos elementos los ubicaba en dos grandes procesos históricos: el primero, la dinámica excluyente, centralista y mercantilista del actual proceso de reforma universitaria, que ha generado la acumulación histórica del actual descontento estudiantil; segundo, la construcción de un nuevo movimiento estudiantil universitario, recreando manifestaciones, prácticas políticas y culturales, con un coqueteo desde la academia y desde sectores políticos juveniles del país, que abonan a su organización y consolidación como movimiento social.

El diálogo universitario se viene desarrollando bajo conjeturas contradictorias y relacionales. Por un lado, los procesos de judicialización que enfrentan cuatro de los líderes estudiantiles y la persecución política que sufren miembros del movimiento estudiantil universitario; y por otro, los hallazgos encontrados por la comisión de diálogo en la primera fase del diálo, ofrecen elementos para constatar la crisis que se esconde detrás del proceso de reforma universitaria y escenarios en prospectiva para comprender la dinámica política y académica en la UNAH, bajo la cual se puede ir articulado el movimiento estudiantil universitario.

El Diálogo Nacional Universitario y el Diálogo Nacional de País, presentan las características de ser instrumentos establecidos, debido a la constante protesta social por parte del Movimiento Ciudadano de los y las indignadas y por sectores organizados del movimiento estudiantil universitario. El primero, desarrollado bajo una dinámica de coyunturas políticas y el segundo como resultado de una prolongación histórica de lucha estudiantil.

Diálogos que también comparten la similitud de desarrollarse en contextos marcados por represiones de parte del poder político-militar del país, bajo medidas de militarización, persecución política y judicialización de líderes y lideresas de ambos movimientos sociales. Sin olvidar, que estos procesos de diálogo no han recogido las exigencias de ambos sectores. Desde los indignados, la renuencia del Gobierno en la instalación de una CICIH, y desde el movimiento estudiantil, el cese de los procesos de judicialización hacia líderes estudiantiles y el nombramiento de una comisión de diálogo con representantes seleccionados por estudiantes universitarios. Las peticiones mínimas de ambos sectores para establecer un diálogo han sido soslayadas.

Los dos intentos de diálogo (Universitario y Nacional) se desarrollan bajo un trasfondo político complejo. Mientras que las élites del país intentan por todos lados profundizar la consolidación y reproducción de su actual esquema de dominación, la tecnocracia universitaria, bajo su actual régimen de gobernanza buscan la profundización de un modelo educativo universitario que encarna los valores bastardos del mercado. Si la élite de país bajo sus múltiples instrumentos de dominación ideológica busca el control hegemónico del sistema social, la élite intelectual tecnocrática universitaria, busca el espécimen de la universidad para que esta sea espacio social donde esos valores hegemónicos encuentren su reproducción social y la legitimidad social de esa hegemonía en construcción.

En el caso de la UNAH, se pretende el desarrollo de un diálogo en tres fases; primero, la opinión de los sectores estudiantiles sobre la actual problemática universitaria, segundo, la construcción metodológica de los temas a aborda bajo los hallazgos encontrados en la primera fase, tercero, encuentros nacionales y regionales con las autoridades universitarias.

En la UNAH, la concluida primera fase del diálogo, deja hallazgos importantes que abren un abanico de futuros escenarios que pueden ser de provecho para que el movimiento estudiantil profundice sus procesos de organización y canalice sus demandas académicas y políticas. Al igual que los movimientos de los indignados, y las recientes “adversas” declaraciones y propuestas brindadas por la OEA al Gobierno, este movimiento tiene la oportunidad de repensar sus procesos de organización, consolidación y articulación. La necesidad en establecer relacionalmente los dos procesos, es para constatar, que la dinámica social y política de los dos eventos, ofrecen miradas en perspectivas, para avanzar en la lectura de un proceso ciudadano y estudiantil, anclado y determinando por la lógica política dominante de los grupos de poder del país.

Volviendo a la lógica del diálogo universitario y los hallazgos en su primera fase, escribí hace algunos días en mi columna de Diario Tiempo, algunas reflexiones:

“En la cuenta oficial de Facebook de la UNAH, la comisión de diálogo hizo públicos algunos de los hallazgos encontrados: “el 43% de las peticiones de los estudiantes son sobre gestión administrativa y financiera, 16% de temas de gobernabilidad, 13% desarrollo de gestión curricular, 11% gestión académica, 4% docencia y profesorado universitario, y el 1% lo ocuparon los temas de investigación, internacionalización y vinculación”.”

“Los porcentajes son alentadores, si consideramos la frágil estructura del movimiento estudiantil, existe una alta politización al momento de interpretar el estado actual de la reforma y en las demandas que se establecen. La situación financiera en los centros regionales, representa el primer cuestionamiento si reflexionamos el abandono que han estado sometidos; en segundo lugar, el tema de gobernabilidad relacionando con los temas de autonomía universitaria y participación estudiantil; y el tercer lugar, los aspectos relacionados con la reforma universitaria: docencia, investigación científica y extensión universitaria. El segundo y tercer elemento están relacionados, ya que la gestión académica y la gestión curricular están implícita en los temas de gobernanza universitaria”.

En perspectiva los hallazgos responden: Primero, crisis financiera universitaria que va desde la descapitalización de la universidad por parte del Estado, hasta el centralismo administrativo de CU; segundo, crisis académica y crisis política que descansa sobre la falta de un mecanismo institucional que determine los canales de participación estudiantil, en los procesos de reforma y la falta de modernización académica de las carreras; y tercero, la crisis de pensamiento, ante la falta de una política académica universitaria que siente la base social para abrir cause a un proceso de autonomía universitaria y reforma universitaria con responsabilidad y compromiso social.

Luego de esta primera fase, dos escenarios aparecen en la coyuntura. El primero, las autoridades desarrollan un diálogo desde su visión sin la inclusión del sector estudiantil con el objetivo de deslegitimar la crisis de la reforma; segundo, el movimiento estudiantil es partícipe del diálogo con el objetivo de reapuntalar el actual proceso de reforma.

El movimiento estudiantil universitario, se encuentra a tiempo, de repensar el actual proceso de diálogo universitario con el objetivo de avanzar en un repunte del actual proceso de reforma, sentar las bases para que la universidad sea un espacio de expresión y de garantía de los derechos humanos. Para ello el movimiento estudiantil tiene que avanzar en sus miradas de comprender las crisis históricas y coyunturales que se esconden detrás de la reforma universitaria.

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